"Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones", decía S.
Rodriguez mientras trataba de organizar unas líneas en el ordenador. Ojalá, pensaba no tendría la necesidad de escribir estas líneas. De escupir palabras sobre lo que sucede a millones de kilómetros de aquí, y sin embargo está a nuestro lado. Tal vez mañana pase un tanque frente de mi casa, una bomba me dejara desprovista de todo: y sobre todo de esperanza. Mientras me desangro, en una mesa estén debatiendo "mis papeles". Y por activa y pasiva tener que entenderlos y a su actuales situaciones geopolíticas. Ojalá
Georgia no quede en la memoria, ojalá los discursos
vetustos no fueran pronunciados. Ojalá la misera de pensamiento sobre la humanidad no quede debajo del manto de necesidad económica. Mi casa se ha incendiado con una antorcha,
Georgia no está tan lejos.